lunes, 16 de abril de 2012

LA ABUELA DE LA PERFORMANCE HACE EL RIDÍCULO EN EL TEATRO REAL


Lunes  abril 16, 2012
Marina Abramovich, la abuela de la performance según el crítico b-boy Hennessy Youngman, está estos dias haciendo una apología de 3 horas de duración de su biografía (Vida y Muerte de Marina Abramovich), mediante una opera (una wagnerianagesamtkunstwerk !la obra de arte total! ) puesta en escena en el Teatro Real de Madrid.
No deja de ser significativo que el día del estreno, mientras famosos (Rossy de Palma, Manuel Borja-Villel...), políticos( como la alcaldesa Ana Botella...) y amantes de la Cultura accedian a la ópera, los trabajadores de la institución llevaran a cabo una protesta denunciando sus condiciones laborales.
En el espectáculo se aplaudia la puesta en escena de una liturgia dirigida por una estrella del arte contemporáneo ("una artista galáctica" como Beckham y Zidane, comentaba su galerista Efraín Bernal en una entrevista por tv) en busca de su beatificación absoluta mientras la lucha de clases hacía aparición en la puerta.
Se dice que Ulay (su excompañero sentimental y artístico) reprocha el acercamiento al teatro de Marina por meras cuestiones económicas cuando el teatro había sido el enemigo a batir por el crudo realismo de las performances de la pareja. Ahora mientras Ulay se muere de un cancer terminal, la Abramovich se eleva desde las tablas de la opera madrileña hacia el Olimpo de la alta cultura, acompañada por el actor hollywoodiense Willem Dafoe y el escenógrafo Robert Wilson, sobre el que Diego A. Manrique señalaba en su crítica: "Uno se pregunta si todo el arte de vanguardia de finales del siglo XX envejecerá tan penosamente como el de Bob Wilson. Aunque el problema del director teatral sea, paradójicamente, su triunfo, la aceptación general: sus descubrimientos han sido fagocitados por el Broadway más astuto. Si acuden a ver, ssssh, El rey león, comprobarán que algunos de sus hallazgos escenográficos, de iluminación o incluso conceptuales, ahora son moneda común en musicales para el gran público".
Sin embargo lo más reprochable es todo este tufo a "alta cultura" que apesta la credibilidad de la artista ¿no habiamos quedado en eso de que el arte no es cultura sino que está contra la cultura?.
La ópera del Teatro Real sin duda es un icono de la reaccionaria burguesía madrileña, la clase dominante que se refocila en estas producciones "modernas", que actualizan su expresión artística más refinada y querida, mientras sigue manejando las riendas del poder político y económico. Al tiempo que se nos hace creer que lo allí representado es la Cultura a la que debemos aspirar, la dirección del Teatro Real exige la devolución de parte del salario a los trabajadores, debido a un "error adminsitrativo". El representante de los trabajadores en el comité de empresa declaraba: "Estamos viendo cosas que no son normales. No puede ser que nos pidan un millón de euros y sigamos haciendo temporadas como si fuéramos ricos trayendo a personajes como Bob Wilson, que cobran un dineral y ha venido dos veces este año",
De este modo la protesta de los trabajadores a la puerta del Teatro Real no solo puede ser entendida como una protesta por sus derechos sino también como una protesta contra el Imperialismo Cultural que perpetua su propia opresión, en el mismo sentido en el que el artista fluxus Henry Flynt lo definía en 1964:
!LA DOMINACIÓN DEL ARTE EUROPEO BLANCO PLUTOCRATICO TE TIENE ESCLAVIZADO! Si alguien es intelectualmente honesto no puede creer en la doctrina de la supremacía del Arte Europeo plutocrático y sus "Leyes del Arte". Son mitos arbitrarios mantenidos con la misma violencia represiva que oprime al pueblo. La dominación del arte patricio europeo, que en su origen es aristócrata y plutócrata, como podemos constatar en la etiqueta de los conciertos de ópera, nos condena a una asfixiante mentalidad cultural propia de snobs que buscan trepar por la pirámide social. Nos ata a la más parroquial mentalidad de pequeños comerciantes, tal y como es promovida por el Reader's Digest: "La música que te ennoblece al escucharla".

fuente: www.contraindicaciones.net



martes, 3 de abril de 2012

ACUSACIONES QUE ENALTECEN.



Los juicios de 1857 contra Baudelaire y Flaubert (dada la “inmoralidad” de sus obras) demostraron que los temas del arte habían cambiado y que la naturaleza humana era capaz, en todas sus manifestaciones, de inspirar obras que nos enfrentaran a los abismos de nuestra propia condición.


Esos juicios tuvieron como rasgo característico una persecución que se centró en dos aspectos fundamentales: negar la libertad de un artista para crear lo que él desea bajo sus propias reglas, y el esfuerzo de una moral puritana para ejercer como vigilante de estilos y corrientes.


Cabe destacar que las obras de estos poetas (como la mayoría de los artistas, que no los propagandistas) tienen búsquedas estéticas, no morales, y con sus audacias empujan a que la sociedad misma cambie.


Gustave Flaubert fue absuelto porque su abogado argumentó que escribía bien y el juez no encontró suficientes pasajes inmorales en Madame Bovary. Por el contrario, Charles Baudelaire fue condenado por resultar “ofensivo contra el pudor”.


El abogado de Baudelaire leyó en voz alta parte de los versos y la acusación se centró en las líneas del poema Lesbos de las Flores del mal, que habla de los besos frescos como sandías, del placer infecundo, de la viril Safo y de las vírgenes que se enamoran de su propio cuerpo. La moral no ve la obra de arte, ve sus prejuicios ante cualquier manifestación contraria a sus limitadísimos parámetros de existencia y convivencia.


Egon Schiele fue encarcelado por dibujar adolescentes desnudas que posaron para él voluntariamente. Ese confinamiento en la cárcel y la destrucción de sus dibujos le infligió un sufrimiento excesivo, acusado por la sociedad austriaca de principios del siglo XX, profundamente machista y retrógrada, que no pensaba dos veces en abusar de esas niñas casándolas con adultos mucho mayores que ellas. Pero dibujarlas desnudas sí era un delito.


Balthus –quien creó un lenguaje erótico que marcó un canon estético elegante y cruel– cuando exhibió en 1934 la Lección de guitarra causó admiración y rechazo. Los amigos de Balthus, como Artaud, no acertaban a decir algo sobre la pintura y se le acusó de ser demasiado explícito, de retomar la composición de La piedad de Miguel Ángel para recrear una escena sádica y sexual. La Galería Pierre la colocó en una habitación aparte y la podían ver sólo algunos visitantes. Con su obsesión por las jovencitas pre púberes su obra se relacionaba con perversiones que estaban más en el espectador que en el artista.


Lo que la sociedad puritana no sabe es que la invención está a gran distancia de la realidad: la creación no es la acción. Encarcelaron a Sade por sus obras y vivió más tiempo preso que en libertad. Al final su propia vida sexual no alcanzó ni una mínima parte de aquello que sus libros describen. La imaginación de Sade fue su único delito.


Las obras de Balthus, Egon Schiele y Baudelaire trascienden porque el tema está abordado con una maestría que les permite investigar la esencia del deseo y la sexualidad. Lo que resulta sintomático es que sea la sociedad quien se ostente como ese vigilante puritano de lo que juzga como atentado a sus prejuicios, y que esa misma sociedad sea la que tolera y justifica la violencia.


Cuando Balthus exhibió Lección de Guitarra, la Primera Guerra Mundial aún dejaba sus secuelas en Europa y el nazismo prendía su máquina ideológica y asesina. Había decenas de miles de mutilados y mujeres en las calles prostituyéndose. Las enfermedades venéreas crecieron exponencialmente. Esto no lo vieron los vigilantes de la moral, lo que sí vieron fue una pintura, y se lanzaron contra ella.


Su universo existe en un terreno que nunca pisan los puritanos, en la imaginación, en el arte. Son escenas que vienen de las orgías del Satiricón de Petronio, de las mutaciones y la zoofilia de las Metamorfosis de Ovidio, y son eternas.


Eko es “ofensivo contra el pudor” y su obra es peligrosa para quienes se adentran en la experiencia de mirar. Para el resto ahí está la violencia inhumana del narco, seguramente eso sí deleita a sus buenas conciencias.


RETROSPECTIVA DE DAMIEN HIRST.


Hay tiburones encurtidos y lunares, colillas de cigarrillo, moscas y mariposas. Los visitantes probablemente se impresionen por la variedad de trabajo en una nueva exhibición dedicada a la carrera del enfant terrible del arte británico, Damien Hirst.
Las 14 salas están llenas de colores vibrantes y fuertes recordatorios de la muerte. Los espectadores podrían concluir que Hirst -uno de los artistas vivos más famosos y acaudalados de Gran Bretaña (su fortuna se calcula en más de 127 millones de dólares)- es un fuerza creativa mayor que lidia con los grandes asuntos de la vida.
O podrían decidir que es un charlatán astuto cuyo verdadero genio es el autobombo. Hirst siempre ha dividido a la opinión, y el debate ha sido avivado por su primera gran retrospectiva británica, que abre mañana en la galería Tate Modern de Londres. Con veinticinco años de carrera a sus espaldas, Hirst ha accedido por fin a mostrar su trabajo en la Tate, museo que en sus inicios despreció porque era “donde exponían los muertos” y que ahora acogerá su obra del 4 de abril al 9 de septiembre.
El crítico de arte Julian Spalding recientemente dijo que las creaciones de Hirst “carecen de valor artístico” y le aconsejó a cualquiera que posea alguna obra suya que la venda ahora, antes que colapse el artificialmente inflado mercado.
Hirst, de 46 años, dice que los artistas tienen que esperar ese tipo de críticas, y que a él no le molestan. “A la gente no le gusta el arte contemporáneo”, dijo Hirst a una multitud de reporteros que acudieron a ver la exposición. “Siempre hay un taxista o alguien que se me acerca y me dice, ‘Amigo, lo que usted hace no es arte’. Y uno piensa que es brillante que ellos tengan ese parecer. Estoy seguro que cuando (los cavernícolas) hacían lo suyo en las cuevas, había gente que les decía, ‘Me gusta tu cueva, pero esas estupideces en la pared me parecen horrendas’”.
Hirst ha encabezado titulares y logrado vender sus obras a precios exorbitantes desde que debutó en la escena hace más de 20 años como parte de un grupo de “Jóvenes Artistas Británicos” que llamaron la atención. Con colegas provocadores como Tracey Emin, Damien Hirst pasó a ser una celebridad y parte integral de la escena nocturna de la Londres de los años 90.
Era difícil ignorar sus exhibiciones e instalaciones. Una de sus primeras exposiciones en solitario incluyó lienzos blancos cubiertos con mariposas monarca, que se desplegaban para permitir que los insectos volaran por el salón.
Eso es recreado en uno de los cuartos más impresionantes de la nueva muestra, un espacio blanco y húmedo lleno de color revoloteando. Los insectos ocasionalmente escapan y se posan sobre visitantes en otras partes de la galería. Pero usualmente, las criaturas en el trabajo de Hirst están muertas. Tiburones preservados en formol, vacas disecadas y embalsamadas, y Mil años, una cabeza de res en descomposición en una piscina de sangre, con gusanos y moscas.
Pese a la amplia presencia de muerte, Hirst -quien ha restringido sus salidas de juerga, dejó de beber y ahora divide su tiempo entre Londres y la vida inglesa de campo- dice que la muestra para él es alegre. “Me parece que se afinca más en la vida que en la muerte. La pieza de las moscas es bastante oscura y te atrapa, pero parece aislada. Gran parte de los otros trabajos son optimistas, esperanzadores y divertidos. Llenos de energía”.
En general es muy colorida. Incluye pinturas con manchas multicolores que Hirst y sus asistentes ha producido en centenares y enormes lienzos cubiertos con imágenes estilo vitral hechas con mariposas (esta vez muertas). También hay hileras de otro elemento característico de Hirst: objetos que van desde botellas de píldoras hasta herramientas quirúrgicas y colillas de cigarrillos dispuestos en cajas de vidrio.
Su creación más chillona, un cráneo humano encrustado con más de 8 mil diamantes, tiene su propia sala. (AP)


IZTAPALAPA ESTRENA MUSEO.

03/ABRIL/2012  Sebastian Robles.
El Museo de las Culturas Pasión por Iztapalapa, es un nuevo espacio que pretende mostrar la realidad de Iztapalapa tal cual es, marcada por la resistencia, la marginación y la pobreza.
Este nuevo espacio cultural que aspira a convertirse en un centro de la diversidad cultural, abrirá por primera vez sus puertas al público el próximo 13 de abril, con un presupuesto de 12.5 millones de pesos, suma que se invirtió en el acondicionamiento y remodelacion del espacio y en la museografía, afirma Manuel Arias Leal , director de dicho Museo. 
El inmueble originalmente fue pensado para un proyecto que se llamaba "Museo de la Pasión", centrado en la representación de la Pasión, muerte y resurrección de Cristo; sin embargo, la administración anterior nunca lo concretó y el lugar se quedó como un elefante blanco.
El Museo de las Culturas Pasión por Iztapalapa, donde se pretende reflejar los diversos rostros de la sociedad intentara crear un vinculo de cercanía con la gente de la comunidad con propósito de que a través de este espacio, las personas que habitan en este lugar se reconozcan a sí mismas, que conozcan sus orígenes, sus tradiciones y sus costumbres.
El Museo
En el Museo de Iztapalapa, la curadora de fotografía es Sofía Carrillo y a ella le correspondió hacer la selección de las fotografías de Hugo Brehme, Nacho López, Francisco Mata Rosas, Rogelio Cuellar, Héctor García y Eniac Martínez.
Para dar una visión más amplia y concretizar esta propuesta, eligió el trabajo de algunos jóvenes fotógrafos de Iztapalapa.
El espacio cuenta con pocos textos y 26 videos realizados por 17 artistas para orientar al visitante; además de una recreación de un viaje por microbús, ya que en promedio un habitante de Iztapalapa vive alrededor de 4 horas diarias trasladándose ya sea a la escuela o a su centro de trabajo.


 



FOTOS. GRUPO MILENIO